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Capital intelectual en las universidades del mundo (página 2)



Partes: 1, 2

En términos estratégicos, las consecuencias de
una financiación insuficiente y de la dependencia de los
fondos públicos no se limitan sólo al relativo
empobrecimiento del sector de la enseñanza superior, sino que se traducen en
otras carencias, más o menos pronunciadas según el
país de que se trate: bajos niveles de
matriculación, imposibilidad de responder
satisfactoriamente a la demanda,
incapacidad de preparar a los estudiantes para el mercado de
trabajo
europeo, escasez de
puestos de trabajo para el personal
docente

En las universidades, la gestión
del proceso de
investigación, desarrollo y
transferencia (I+D) del conocimiento
científico-técnico, es una de las actividades
fundamentales. No obstante, este proceso, por sus
características específicas, no puede ser analizado
de forma efectiva mediante los instrumentos convencionales de
diagnóstico empresarial. Por ello, se
estima que se requiere una metodología basada en el
conocimiento y en el capital
intelectual.

En la última década, el interés,
tanto académico como directivo, en el capital
intelectual, se ha desarrollado progresivamente, de forma paralela a la toma de conciencia de que
el conocimiento como factor de producción toma una clara precedencia sobre
los activos
físicos, y en consecuencia el capital intelectual llega a
ser una parte progresivamente creciente de los activos
intangibles de la
organización.

El análisis del capital intelectual no puede
realizarse sin tener en cuenta también la creciente
corriente de literatura, tanto
académica como directiva, sobre la gestión del
conocimiento[2]. Como subraya
Seetharaman[3], no hay
todavía una definición globalmente aceptada de
"capital intelectual". No obstante, en este trabajo se asume que,
el capital intelectual es el conjunto de conocimientos que crea,
o puede crear en el futuro, valor para una
organización, considerándolo una
ventaja competitiva en el mercado en que se desenvuelve.

En muchas organizaciones,
el capital de I+D, es decir, el capital generado por el proceso
de investigación y desarrollo, es una parte importante de
su capital intelectual. Algunos autores han explorado la
importancia del capital de I+D y su relevancia para la
creación de valor en la
organización[4], encontrando
en general una relación claramente positiva entre ambos
elementos. Sin embargo no son sólo estos elementos los que
integran el capital intelectual en una organización,
criterio que comparten los autores anteriormente mencionados,
sino que los clasifican en capital estructural, relacional y
humano, que también agregan valor a la empresa, en
ocasiones con mayor certeza que un activo circulante o fijo.

Algunas políticas
y programas de
dirección pueden actuar como impulsores
para el desarrollo de los intangibles o del capital intelectual,
e incluso intentan cuantificar esta
relación[5].

Aunque esta línea de investigación parece muy
eficiente, lo cierto  es que las prácticas de
dirección no actúan directamente como impulsores de
capital intelectual, sino que estimulan y promueven algunos tipos
de conocimiento claves, que son los impulsores genuinos de
capital intelectual. Por
consiguiente, una tarea básica de la gestión del de
conocimiento en una organización es encontrar tipos de
conocimiento claves que actúan como impulsores del capital
intelectual en una organización, para posteriormente
descubrir las prácticas de dirección que los
promueven.

También -y especialmente- en una universidad, el
capital intelectual es una parte importante de su dotación
de intangibles. El "capital intelectual" de una universidad puede
ser definido como el banco de
conocimientos poseídos por esa universidad que crea valor
para el conjunto de la sociedad, en
especial la sociedad de su entorno inmediato.

Los Sistemas
Nacionales de Investigación, Desarrollo e Innovación han ido desempeñando un
papel cada vez más importante en la articulación de
las políticas económicas nacionales y alrededor del
mundo. Dentro de dichos sistemas, y refiriéndonos, por
ejemplo, al caso español,
resulta evidente que las Universidades y Organismos
Públicos de Investigación contribuyen de forma
decisiva a la producción científica y, cada vez
más, de manera cuantiosa, directa y variada.

En este sentido, para maximizar la aportación de la
comunidad
científica en el incremento de la base de conocimiento de
la sociedad, es necesario orientar los procedimientos de
Universidades y Organizaciones  Públicas de
Investigación (OPI) hacia la adopción
de programas de medición y gestión del Capital
Intelectual[6]. Así, cabe
afirmar que, si las organizaciones implicadas desarrollan
políticas y formulan estrategias para
potenciar el Capital Intelectual, éstas estarán
creando valor tanto para ellas como para todo el sistema y para la
sociedad, en su conjunto, y eso les permitirá caminar en
la senda de la construcción de la sociedad del
conocimiento[7].

La  gerencia
basada en el conocimiento debe fundamentarse, a partir de un
modelo de
análisis, en un sistema integrado capaz de administrar los
flujos de información generados en los centros de
investigación y que permita la observación de la existencia de redes de conocimiento,
así como a su creación, con el fin de que faciliten
la interacción de tales centros y los
demás agentes involucrados en el proceso de
investigación para aumentar los retornos a la sociedad y a
su sistema de conocimiento.

La Comisión Europea, a partir del compromiso de Lisboa,
elabora y publica una serie de indicadores
sobre la actividad de los agentes integrantes del Sistema Europeo
de Innovación. Las Universidades europeas han registrado
una verdadera revolución
en los últimos veinte años; en especial, debe
subrayarse la reducción de la brecha entre los Centros de
creación científica radicados en las Universidades
y el sector productivo. De algún modo, la Universidad en
Europa se ha ido
alejando progresivamente del «modelo de la torre de
marfil» a medida que ha ido ajustando su actividad
educativa e investigadora a las necesidades económicas y
sociales.

Tanto el desarrollo de la sociedad industrial hacia la
sociedad del conocimiento como los cambios en las
políticas públicas (destacando el escaso
crecimiento registrado por la inversión pública en I+D) y en el
propio papel del Estado
hicieron entrar en crisis el
modelo universitario tradicional. En particular, las relaciones
universidad-empresa se hacen
más intensas a medida que la exigencia por parte de la
industria de
nuevos conocimientos crece.

Todos estos factores de cambio se
reflejaron durante la década de 1990 en que la
financiación pública de las Universidades
comenzó a basarse de manera creciente en criterios de
productividad
y competitividad
científica. De este modo, se inicia el desarrollo de unas
políticas públicas que buscan una mayor
responsabilización de las Universidades con respecto a los
retornos que ofrecen a la sociedad.

La organización objeto de estudio es la
Universidad de La Habana, Alma Mater de
la Educación
Superior Cubana. La Universidad, es un sistema de unidades
presupuestadas, subordinadas al Ministerio de Educación Superior
(MES) y atendidas todas y guiadas metodológicamente por la
unidad presupuestada Universidad de La Habana. En este sentido
son el Ministerio de Educación Superior y el Ministerio de
Economía y Planificación (MEP), los organismos
superiores que regulan el proceso de presupuestación en
divisas que
realiza la Universidad de La Habana.

La Universidad de la Habana (UH), fue fundada el 5 de enero de
1728, y es desde entonces un baluarte indiscutible para el
país como centro de desarrollo del pensamiento
científico, político y social. Por su excelencia
académica mantenida a lo largo de los años, se
distingue de otras universidades del país y del resto del
mundo.

La Universidad de La Habana, tiene en lo fundamental como
objeto social establecido en Resolución 14/ 2008
del Ministerio de Economía y Planificación, llevar
a cabo la formación integral de estudiantes universitarios
en las ramas de las Ciencia
Sociales, Económicas, Humanísticas, Naturales y
Exactas y garantizar la educación continua
y el postgrado académico. Desarrollar la investigación científica como
elemento consubstancial de la Educación Superior, a lo
anterior se añade el rol activo que cumple en la
actualidad en los programas que se desarrollan en todo el
país, como parte de la Batalla de Ideas.

Tiene como misión: "Contribuir al desarrollo de
la sociedad socialista, siendo un espacio de compromiso y
participación en la generación,
materialización y fortalecimiento de los programas de la
Revolución. Ser fuente de creación de conocimientos
y de formación de valores que
garanticen la continuidad histórica de la Revolución
Cubana y el enriquecimiento cultural de la nación.
Formar integralmente y de manera continua profesionales con
capacidad de liderazgo
científico y político."

Los valores que distinguen a dicha institución
son los siguientes:

1.       Compromiso con la
Patria, la Revolución y el carácter irrevocable del socialismo.

2.      
Consagración.

3.       Excelencia.

4.       Sentido de
pertenencia

5.       Integridad.

6.       Visión de
futuro.

7.       Democracia
participativa.

8.       Cultura
humanística y científico-tecnológica.

Los mencionados elementos demuestran la importancia que tiene
el ser humano como principal activo o recurso que posee la
Universidad y por tal razón su misión,
valores, objeto social y visión siempre están
vistos desde el punto de vista del desarrollo del capital humano,
intelectual en general y revolucionario.

La autora considera que el estudio de este tema debe ser
concretado lo antes posible, pues una correcta definición
de los elementos intangibles del capital intelectual de la
Universidad de la Habana, sería unos de los pilares
básicos para la redefinición de la estrategia de la
entidad rectora de los estudios universitarios cubanos.

Bibliografía

1.      
Capital intelectual y generación de valor. Dr. 
José Germán Altuve Godoy

  1. Importancia estratégica de la medición del
    capital intelectual en las organizaciones Dra. Patricia
    Ordóñez de Pablos
  2. La Gestión
    del Conocimiento. Lic.Alonso Pérez Soltero.
    Universidad de Sonora. México
  3. www.wikipedia.com

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Frida Ruso Armada

Fac. Contabilidad y
Finanzas

[1] (Amit & Shoemaker,
1993; Grant, 1991 y 1996; Kogut & Zander, 1992).

[2] (Nonaka y Takeuchi, 1995;
Davenport y Prusak, 1997; Bontis, 1999; Morey et al., 2000; von
Krog et al., 2000; Choo y Bontis, 2002; Bueno y Salmador,
2003).

[3] Quien essssssssssssssss
Seetharaman (2002, pp. 129-130)

[4] (Ben-Zion, 1978, 1984;
Griliches, 1981; Hirschey, 1982; Cockburn y Griliches, 1988;
Bublitz y Ettredge, 1989; Megna y Mueller, 1991; Hall, 1993;
Green et al., 1996; Lev y Sougianis, 1996; 1999; Hall y Kim,
1997; Bosworth y Mahdian, 1999; Deng et al., 1999; Zarowin, 1999;
Bosworth et al., 2000; Hall et al., 2000; Chan et al., 2001;
Deeeds, 2001; Hirschey et al., 2001; SubbaNarasimha, 2001;
Arvidsson, 2002; Cuello del Oro y Walker,
2002; Ding et al., 2002; McEvily y Chakravarty, 2002; Hand, 2003;
Ballester et al., 2003; SubbaNarasimha et al., 2003),

[5] (Lev, 2001; Hurwitz et
al., 2002)

[6] (Bueno, 1998 y 2002)

[7] (Bueno, 2001a).

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